David Bowie (1992) by Terry O´Neill ©Terry O´Neill - Iconic Images / Pablo Picasso (1933) by MAN RAY ©Man Ray Trust-ADAGP-VEGAP
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Dos para el tango.
Dicen que la fotografía rescató a la pintura de una esclavitud impuesta por la realidad. De esta manera, la fotografía se adueña del poder de perpetuar las personalidades, caracteres y signos de los tiempos. En concreto, le cede el poder de conquistar el Olimpo llenándolo de dioses y semidioses, o como hoy los llamamos iconos. Rasgos personales independientes de cualquier ambiente u objeto personal. Una mirada, una pose una actitud.
Esa cosmogonía debe, y deberá seguir creciendo. Alimentada de aquellos seres que han decidido perder su seguridad por dejarse caer en brazos de otros como en un rito chamánico, sin alejarse ni por un instante de su individualidad. Un túnel en el que se entra sin saber si existe salida. Un despojarse de lo preconcebido sabiendo reinventarse en la vorágine de esa caída sin punto de referencia.
Y dicen que la fotografía rescató a la pintura de su atadura a la realidad, regalándole entonces el poder de crearla. ¿De qué realidad hablarían? ¿De una realidad táctil? ¿Onírica? ¿Lisérgica?
Un universo cotidiano atado a lo bidimensional, mas obcecado en recrear lo tridimensional. Alimentado a diario por información referente a esos dioses que nos regaló la pintura. Deshechos de tiranías monárquicas entramos en la idolatría de caracteres que se adulan y enaltecen. En un principio, escapando al poder; luego, enarbolándolo.
Entonces, quien domina el retrato domina el poder, se hace imprescindible a sus garras. Pensemos en los grandes de la pintura, pensemos la escultura helénica. El paso del tiempo no afecta al Cosmos, el paso del tiempo afecta sólo a la vanidad. Ni veinte años, ni quince minutos son nada, cuando hay una auténtica mirada.
Diego Alonso
Madrid, 25 de Enero 2017
MONDO EDICIONES"Iggy Pop" (2013) por Antón Goiri
15 x 10 cm / Tintas pigmentadas sobre papel Hanhemühle Photo Rag
Edición de 99 ejemplares /60,50 euros