MONDO GALERIA en colaboración con la Embajada de los Estados Unidos y la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España presentan Marilyn and Me and More: América y los 60´

Exposición en la sede de la Academia (Zurbano nº3, Madrid)

De lunes a viernes, en horario de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas. Entrada gratuita.

Las fotografías están a la venta. Consultar escribiendo a This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

Marilyn Monroe “Something’s Got to Give”. 1962   © Lawrence Schiller / Cortesía MONDO GALERIA

Marilyn Monroe “Something’s Got to Give”. 1962 © Lawrence Schiller / Cortesía MONDO GALERIA

Lawrence Schiller recuerda la década del 60 de esta forma: “Veloz. Desenfocada”. Lo que es para los que vivieron esa época, una descripción tan acertada como se puede esperar de una década que comenzó con optimismo y acabó en caos. Fueron diez años de confusión y exploración. Si Tolstoy no hubiese llamado a su gran novela del siglo diecinueve “Guerra y Paz”, Norman Mailer, James Jones, o Joseph Heller hubiesen utilizado este nombre para referirse a la década que encontró a los Americanos luchando contra los Vietcong en Vietnam, el ejército rojo de Mao luchando contra aquellos opositores de la Revolución Cultural. Protestantes y Católicos matándose los unos a los otros en Irlanda del Norte, y los Soviets aplastando el crecimiento del liberalismo en Checoslovaquia. Del lado de la paz, tuvimos el movimiento anti-guerra que se propagó entre la juventud alrededor del mundo. La Revolución Sexual, que tuvo su eslogan: Haz el amor, No la Guerra. Un Gurú que propuso a los jóvenes “Tune in, Turn Out, Drop Out”. Y los Beatles con John Lennon impulsando a todo el mundo al “Come Together” y “Give peace a chance”.


Veloz? Los 60’ fueron como un rayo eléctrico que cruzó todos los circuitos. Marilyn Monroe cantó el “Feliz Cumpleaños” al presidente Kennedy en el Madison Square Garden, y luego murió dos meses más tarde de sobredosis. Kennedy fijó su atención sobre los misiles Rusos en Cuba y fue abatido por un francotirador solitario en Dallas al año siguiente. Cassius Clay ganó la corona de los pesos pesados ante Sonny Liston, cambió su nombre a Muhammad Ali, y se auto-declaró Musulmán Afroamericano. Martin Luther King, Jr., tuvo un sueño en el que todos los hijos de Dios se unirían, pero Stokely Carmichael tuvo una visión del “Black Power”(Poder Negro). King fue asesinado en Menphis, Malcom-X en Nueva York. Hubo revueltas en Detroit, en Watts, en Newark y en Miami. Los manifestantes anti-guerra vieron una luz de esperanza con la aparición de Eugene McCarthy y Bobby Kennedy, pero esa esperanza fue extinguida cuando un joven Palestino llamado Sirhan Sirhan disparó y mató a Kennedy en Los Ángeles. Mientras la década comenzó con la elección de John F. Kennedy, acabó con Richard Nixon, el hombre al que Kennedy había vencido, renunciando desgraciado, mientras gritaba al mundo “No soy un ladrón”. Los 60´ se acabaron en Noviembre del 69, cuando una infantería de los Estados Unidos masacró My Lai 4, un pueblito en el sur de Vietnam. Más de 450 habitantes, incluyendo mujeres y niños fueron asesinados.

Bette Davis en “Belle Air”. 1962  © Lawrence Schiller / Cortesía MONDO GALERIA

Bette Davis en “Belle Air”. 1962 © Lawrence Schiller / Cortesía MONDO GALERIA


Y a través de esta turbulenta y tumultuosa década, pareció que en cada evento que acabó en titular de los más importantes periódicos, Lawrence Schiller, como Zelig el personaje ficticio de Woody Allen, estaba allí. Cuando se anunciaron los resultados de las elecciones de 1960 y perdió Richard Nixon, Schiller estaba allí para registrar las lágrimas de la mujer de Nixon para la revista francesa Paris Match. Cuando en 1962, un comité anónimo de profanos laicos organizaron una sentada en una biblioteca de Seattle, Washington, y decidieron a quién se le daría vida con un riñón artificial y quién la perdería por la falta de uno, fue Schiller quien fue invitado a fotografiar las sesiones de deliberación para la revista Life. Y cuando Marilyn Monroe se desnudó ese mismo año Schiller la fotografió para Paris Match. Cuando Buster Keaton hizo su última aparición en el rodaje de un largometraje, allí estaba Schiller para fotografiarlo para Life. Cuando Lee Harvey Oswald fue capturado tras el asesinato de JFK, interrogado, y dos días más tarde asesinado por Jack Ruby en el sótano de la Estación de Policía de Dallas en Noviembre 24 de 1963, Schiller lo estaba cubriendo para The Saturday Evening Post. Cuando Anchorage, Alaska, fue el epicentro de un terremoto devastador en Marzo de 1964, Schiller estaba allí. Cuando estallaron los motines de Watts en el 65´ Schiller estaba allí de corresponsal para Paris Match y Newsweek. Cuando Muhammad Ali volteó a Floyd Patterson en el 65´, las fotografías de Schiller aparecieron en la revista Sport. Cuando Tom Wolfe escribió su influyente libro del 60´ sobre la cultura de las drogas, The Electric Kool Aid Acid Test, allí estaba también Schiller en la página 254, cubriendo a la generación lisérgica y los Merry Pranksters. Su autobús de fábula, que se convirtió en metáfora para la cultura hippie –uno podía estar “en” el autobús o “fuera” de este– que llegó a una chirriante parada ante la insistencia de Schiller hacia 1966. “Entonces dirigieron el autobús a un gran estudio de fotografía al que los convocó Schiller” escribió Wolfe. Schiller había frenado el autobús. “Schiller consiguió que Neal Cassady –compañero de Jack Kerouac en “On the Road” y conductor del autobús de Ken Kesey– parase el autobús y agitase su mano arriba y abajo como un cuervo. Tomó las fotografías con luz estroboscópica y esto haría aparecer a Cassady con múltiples brazos como el gran Dios Shiva”. Después que el comediante Lenny Bruce murió de sobredosis, Schiller encontró a su mujer Honey y la entrevistó por meses; este trabajo acabó en el libro de Albert Goldman, Ladies and Gentelmen, Lenny Bruce, que marcó una serie de colaboraciones en los siguientes treinta años con distinguidos escritores. Cuando la “familia” Manson intimidó dos hogares en Los Ángeles, Schiller consiguió que una de sus miembros, Susan Atkins, entre sus dos grandes apariciones en el juicio, confesase sus asesinatos. Y cuando leyó el guión de producción de la película de Robert Redford y Paul Newman “Butch Cassidy and the Sundance Kid” (Dos hombres y un destino) Schiller sugirió insertar un montaje de imágenes y acabó dirigiéndolo él mismo.

Schiller no tuvo simplemente la suerte de estar en el lugar indicado en el momento indicado; él fue persistente. Él estaba allí para cubrir el evento, para añadir algo, para ayudarnos a verlo, para ayudar a profundizar su sentido.

Donald Sutherland en “MASH”. 1968  © Lawrence Schiller / Cortesía MONDO GALERIA

Donald Sutherland en “MASH”. 1968 © Lawrence Schiller / Cortesía MONDO GALERIA



“Tienes que entender” recuerda Schiller “que yo era muy joven cuando empezaron los años 60’, tenía sólo 24 años de edad. Llevaba ya 6 años trabajando como freelancer. No estaba trabajando para ninguna publicación. De alguna manera las más grandes publicaciones en Europa y los Estados Unidos –Paris Match, Life, Look, Newsweek, Time y The Saturday Evening Post– tuvieron suficiente confianza en mis habilidades como fotógrafo para encargarme grandes eventos. Cuando Paris Match me llamó para cubrir las elecciones Kennedy/Nixon podrían haber llamado a un gran número de fotógrafos con más experiencia. Pero sabían que yo podía hacerlo, y capturar algo único. Entonces estaba trabajando para una revista de deportes y un mes más tarde para Life. Cuando explotó Watts y empezó a arder contraté a un conductor armado y fuimos esquivando balas como patos mientras yo fotografiaba lo que estaba sucediendo. Acabé teniendo las portadas de las dos revistas Paris Match y Newsweek! Y lo más loco era que muchas veces no eran los editores que me llamaban sino que era yo quien pujaba. Life pensó que yo estaba loco cuando sugerí hacer un reportaje visual sobre el mundo del LSD. Ellos no veían lo que estaba sucediendo en el movimiento cultural de los jóvenes. Pero yo sí lo hice, conseguí convencerles, y acabó siendo uno de los reportajes más importantes de los años 60´. Cuando fotografié a Paula Kelly para Playboy, y ella mostró su vello púbico, Playboy no había publicado nada así hasta ese momento, pero usaron mi fotografía en el número de Agosto del 69’, y cambió la naturaleza de lo que podría aceptarse como convención en las revistas para hombres. Cuando volé a Alaska para cubrir el terremoto, yo supe al llegar algo que los otros fotógrafos no supieron, que las carreteras estarían destrozadas, y así alquilé un helicóptero. No pregunté a mi editor, simplemente fui a la compañía de Gas o Electricidad, asumiendo que tendrían uno, les ofrecí miles de dólares para alquilarlo, y volé sobre la devastación, llegando al caos antes que nadie. Estaba operando de forma visceral, siguiendo mi instinto, mi intuición. Hice más historias desde mis pantalones que desde una planificación cautelosa. Y la ventaja que tuve siendo un freelancer fue que ningún editor podía clasificarme o encasillarme, entonces, no era un reportero de deportes, o de chicas de revista o de desastres. No estaba encajado en una idea preconcebida por ningún editor. Nadie sabía quién era Larry Schiller, ni siquiera yo –y yo era Larry Schiller!- Cubrí todo, y mis fotografías fueron publicadas en las más grandes revistas del mundo.”

“Hubo un tiempo en el que las cosas sucedieron extremadamente rápido”, dice Schiller de la década. “Era salvaje, un período salvaje; un período descontrolado. No creo que se podía tener un sentido de perspectiva en los 60´. Tenías que esperar y mirar atrás para verlo, porque era un período en el que las cosas estaban sucediendo sin ritmo ni razón. Pero hacia el final de los 60´yo había cubierto tantas historias, tenía tantas portadas de revistas, que me había convertido en parte de la historia de los 60´. Y yo ya tenía mi ojo puesto en el futuro.

Ese futuro incluiría cinco colaboraciones con Norman Mailer (Marilyn, The Faith of the Grafitti, Oswald´s Tale, Into the Mirror, y The Executioner´s Song, por el que Mailer recibió el Premio Pulitzer), uno con Wilfred Sheed (Ali), uno con Albert Goldman (Ladies and Gentelmen, Lenny Bruce), libros sobre Minamata de W. Eugene Smith, y trabajos de su propia autoría, el nombrado Best Seller número uno por el New York Times, American Tragedy, Perfect Murder, Perfect Town and Cape May Court House. Schiller también produjo y/o dirigió dieciséis películas para cine, televisión y miniseries, ganando seis Emmys y un Oscar de la Academia.

Traducción Horacio Basilicus

Suscribe to our Newsletter